Al Señor Antoni Capell Tehás. Compañero y amigo
Recuerdo un examen de oposición en el cual me tocó como tema:
“La función inspectora”.
Corría los años ochenta y
salí contenta de mis líneas escritas, era la última prueba que me daría o
no, el aprobado para ingresar en el cuerpo de maestros.
En ese apartado expuse algo más que un temario estudiado
de antemano, creo Antonio que, sin conocerte, realicé un bello marco de cómo creía
y debía, en temas de educación, estar representada. Hablé de la persona, de ese
asesor que siempre está dispuesto a escuchar y a intentar en el arduo camino de
educar, lanzar su mirada más allá de cuadernillos. Del compañero que
sabe dar la mano con una sonrisa, de esa persona “referente” capaz de ponerse
en tu lugar, aunque no fuera siempre fácil.
Creo recordar… que mientras hacía ese examen pensaba: “No
aprobaré” y escribía y escribía… sobre calidad humana y profesionalidad.
Curiosamente y para mi sorpresa obtuve buena nota porque
estaba haciendo un retrato exhaustivo de un inspector con el tuve el honor de
trabajar, de colaborar mano a mano en formaciones diversas, de arreglar papeles
que se me amontonaban… de asesorar… Sabiendo que al entrar en un colegio lo más
importante: “Es que todos formemos esa comunidad educativa que hará de la
educación un proceso donde todos seamos parte de ella”.
Hoy, Antonio, deseo darte las gracias por tus enseñanzas,
por haberme demostrado que esa gran
persona, ese gran compañero y amigo forma parte en mayúscula de cada trocito de
educación impartida y decirte… que supiste sembrar las semillas del cariño y la
admiración, en multitud de corazones. Toñy Castillo Méléndez
Notas de Prensa:
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